martes, 31 de mayo de 2011

MENÚ MORTAL

Indagar sobre lo asqueroso lleva a imaginar cuántas cosas pueden existir, y en la búsqueda de algo en particular viene a mí la preparación de La Morcilla. El señor Tiberio, mi vecino, un santandereano  de pura cepa, cuenta con placer sobre el origen de la morcilla en su tierrita y de los platos típicos que le acompañan; estos a oídos de cualquier persona quizá causarían más de una sensación desagradable, pero para ellos es todo un goce.“Queremos comer: Vomito caliente de un paciente, sangre acumulada como ensalada, catarro de loca como pasaboca y moco verdoso rico y espumoso”.
Es el cantico que muchas veces de niña entoné para fastidiar a una persona mientras comía y que a su vez, pasaba por mi mente mientras mi vecino me hablaba de un menú especial que no está lejos de la gastronomía colombiana. Sopa de Sangre, Pipitoria, Sopa de Venas y Morcilla, son preparados y están a la carta en La Sureña, un restaurante en el centro de la ciudad donde sin falta los domingos el señor Tiberio y su familia deleitan su paladar.
- “Doña Ana tráigame la Sopa de sangre que tengo un hambre de muerte lenta”, se escucha casualmente en La Sureña desde hace 33 años por parte de algunos comensales y Doña Ana Victoria de Pinzón, soberbia, chaparra y regordeta es la responsable de preparar las famosas sopas levanta muerto, y ella al querer saciar mi curiosidad de ver dichas sopas, conduce mis pasos al lugar donde cobra vida nuestro menú mortal: La cocina.
Al ingresar, El indio,  como suele llamarse como suelen llamarle a una olla grande, ya está puesta en la leña mientras se percibe el fuerte olor a sangre que se emite vaporosamente y como cualquier cuento de hadas, la bruja, en este caso Doña Ana, se acerca a la olla y remueve el pegoste quemado de los diez litros de sangre coagulada cocida. La saca, la pica con papa y guasca para sazonarla y complementar el plato, mientras un favor abre paso a La Pipitoria.
-“Mija hágame el favor y alcánceme el menudo”, mis ojos buscaban el dinero y frente a ellos la risa burlona de Doña Ana me hacía pasar por ignorante, la seña de su boca me indica donde se encuentra el desconocido menudo. Los santandereanos le llama a la malamente vistosa combinación de tripas, hígado y corazón El Menudo, lo que permite la creación de La Pepitoria; sin dejar atrás el ingrediente principal, la sangre, ésta se cocina con agua y sal para luego desmoronarla y ligarla con el menudo. En segundos, una cuchara humeante sale del plato para ser saboreado por la pequeña nieta de Doña Ana, sopla el vapor y la expresión de su rostro deleitoso más las palabras “rico abue”, califican positivamente la sopa, para así, estar a la orden de los que le aguardan.
Es medio día y La Sureña no da abasto. Hambrientos los comensales piden con ansias la Sopa de Venas, sin embargo, en ese ajetreo Doña Ana se da una pausa y muy explícitamente para dar a conocer cuál es el secreto de la sopa y su cocción. - “Mire Mija… se toma la vaca se la da su buen trancazo, se chuza para desangrarla y luego se rebana, pero hay que tener ojo pelao mijitica que no se vaya a fregar la columna, pues de ahí es que sale la sabrosura de la vena, ésta se hierve se pica bien y se revuelve con tomate, cebollín, perejil, cilantro sal al gusto y fíjese bien los resultados”, señalando con la cabeza hacía una de las mesas un hombre de contextura delgada sudaba la gota fría, pues Doña Ana afirma que esa sopa es afrodisiaca y que a la personas que necesitan fuerzas “esa es la propia para darla y así todos se van felices y contentos” cerrando el comentario con una carcajada nuestra anfitriona aún tenía un as bajo la manga. Hacía falta la preparación de La Morcilla.
A un lado de la nevera un tanque amarillo sobresale por su gran tamaño y contenido, Clarita, la hija menor de Doña Ana, rápidamente levanta con fuerza de la estufa un caldero con 15 libras de arroz, para así, llevarlo hacía los 25 litros de sangre que se mezclarán con cebolla, perejil, comino y yerbabuena. A un extremo de la cocina, Doña Ana coge las tripas del cerdo, las corta de a un metro, las pone al revés  y con agua y buen limón las lava para que pierda el olor a excremento, ya escurridas, las voltea y con sus manos toma la mezcla y la introduce en la tripa, sellándola con un hilo, para finalmente llevarla a cocción en agua hirviendo. El sol se opaca y la tarde es evidente al ver que los comensales parten de La Sureña, llevando consigo su morcilla con una arepita caliente y una cerveza para que alegre la noche.
Cansada y con las piernas hinchadas de tanto trajín, Doña Ana se tira en su hamaca y se da un gusto con lo que queda del menú mortal, pues ella dice que de nada sirve vender lo que hace si ella no prueba lo que tiene y vende. Con una carcajada se despide consciente de que mañana le espera otro banquete para alegrar a su gente. 

miércoles, 4 de mayo de 2011

YOU GOT ME...BY COLBIE CAILLAT

You're stuck on me
and my laughing eyes
I can't pretend though
I try to hide, I like you
I like you.

I think I felt my heart skip a beat
I'm standing here and I can hardly breathe, you got me, yeah
You got me.

The way you take my hand is just so sweet
And that crooked smile of yours
it knocks me off my feet

Oh, I just can't get enough
Find my stoup I need to fill me up
It feels so good it must be love
It's everything that I've been dreaming of.
I give up. I give in. I let go. Let's begin.
Cause no matter what I do,
Oh (oh) my heart is filled with you.

I can't imagine what it'd be like
Livin each day in this life, without you.
Without you.

One look from you I know you understand
This mess we're in
you know is just so out of hand.

Oh, I just can't get enough
Find my stoup I need to fill me up
It feels so good it must be love
It's everything that I've been dreaming of.
I give up. I give in. I let go. Let's begin.
Cause no matter what I do,
Oh (oh) my heart is filled with you.

I hope we always feel this way
I know we will
and in my heart I know that
you'll always stay

Oh, I just can't get enough
Find my stoup I need to fill me up
It feels so good it must be love
I give up. I give in. I let go. Let's begin.
Cause no matter what I do
Oh, I just can't get enough
Find my stoup I need to fill me up
It feels so good it musIt's everything that I've been dreaming of.t be love
I give up. I give in. I let go. Let's begin.
Cause no matter what I do,
Oh (oh) my heart is filled with you.

Oh (oh)
You got me. You got me.
Oh (oh)
You got me. You got me.



martes, 3 de mayo de 2011

SANTIDAD EN CERO

Año tras año todas las personas en el mundo celebramos La Pascua, Semana Mayor o sencillamente La Semana Santa. Dulces, ramos, sahumerio y rezos se ven, se siente y se respira  por doquier; son los días donde el fervor a lo santo se hace más prominente y las travesuras para los niños y adultos picarones se ve irrumpidas por los mitos y cuentos de los abuelos.
Si juegas a parqués, es un pecado mortal, pues en la cruz los soldados tiraron los dados por el manto de nuestro Señor en acción de maldad, si comes carne pecas  aún más, pues no cumples con el sermón del monte y la multiplicación de los panes y los peces y si no ves otras cosas fuera de las cintas de los diez mandamientos y Barrabás,  eres un desagradecido pues tus ojos sólo deben estar en Dios. Siendo cristiana evangélica hace dieciséis años, todos estos cuentos o argumentos son motivo de gracia, sin pecar de burlona, pues es claro que durante esa semana la tentación es más evidente para mucho y un pecadillo siempre se nos escapa aunque no lo quisiéramos hacer.
Hace poco conozco a mis vecinas, chicas muy de su casa y altamente devotas y juiciosas; su madre una católica, apostólica y romana y más aún,  fan número uno de la virgen,  nos vigila y perdona nuestra sin verguenzura en ver otras películas y las más oportuna fue “Amor y otras drogas”, ante nuestro ojos la protagonista era la estampa perfecta de una actriz clásica que no se presta para erotismos. Sin embargo, la ocasión fue diferente. Desnudos, sexo, sexo y más sexo fue lo que “contaminaron nuestros ojos”, se refirió la señora Dora al ver escandalizada una escena. El punto de esto es, cómo es posible evitar esto, rodeados de supuesta santidad, pureza y virtud, el mundo cada vez nos ofrece otras perspectivas de cómo vivir una Semana Santa en rectitud, pero es claro que cada vez que mis ojos puedan, quieran o no quieran chocaré con a realidad de una vida cien por ciento sexualidad.  ¿será que no seré perdonada por este pecado mortal? Mi santidad se quedó en cero.      

LA FABRICA DE SUEÑOS

Purilia es una tierra msiteriosa de la que todos hablan, pero en la que han estado muy pocos. Exteriormente análoga a la nuestra, constituye, no obstante, un mundo aparte, regido por leyes que transmutan todos nuestros valores.
En Purilia no hay vida política ni conflictos sociales o religiosos.
Porque la vida de pensamiento es en Purilia mínima y poco apreciada, casi sospechosa. Ser intelectual es únicamente algo mejor que ser artista, como ser artista es sólo menos malo que ser oriental.
Purilia es exclusivamente acción y amor.
Garcia Escudero...

THE FALL - LA CAÍDA

Es el mundo donde todo niño lo vive y un adulto no lo quiere dejar...

JUEGOS QUE SE FUERON

“A la rueda rueda de pan y canela…” es el último juego que escuché en la cuadra a inicios del dos mil. Fuerte y firme es un tiempo de cambio que llegó para quedarse, echando a un lado esa era de juegos de mesa, de rondas cantadas y palmas risueñas.
El exceso del clik-clik de los botones de un Play Station y la vista excitada de un pequeño como Fernando o Nandito, como le dice su mamá, me indica que ese mundo artificial puede ofrecer lo que antes un juego común y corriente aparentemente no nos ofrecía. Si me caigo no me raspo, no necesito comer pues esto me alimenta, si me hablan mal me resbala, pues es un video juego y si me enojo puedo matar, pues no es una persona. Suena alarmante, pero es una realidad. Los niños ven con facilidad un mundo en donde no es necesario forzarse para vivir y más aún, en donde el dolor y otros factores aparentemente no los afectan y pueden seguir adelante sin importar quien sea.
Pese a estas razones, las manifestaciones de una mala calificación, el responder con agresión, entre otras cosas muestra que la inocencia de aprender a ser valientes ante una sacada de lengua o el respeto de darle un beso en la mejilla jugando al pájaro pinto quizá se esfumaron o simplemente le dieron shift+suprimir para así hacerse invencibles ante unos padres que aún se siguen cuestionando porqué sus hijos se portan así.

BARRIENDO

Al caminar por las calles de mi barrio siento que una lata de gaseosa golpea mi zapato, lo tomo y miro a mí alrededor buscando un tanque de basura para botarlo; pero en medio de mi búsqueda una pregunta ronda en mis pensamientos, para así justificar lo que mis ojos veían en medio de tanta mugre, ¿Quién se encarga de limpiar las calles de la ciudad? y como respuesta inmediata a este cuestionamiento, las palabras “gracias por ahorrarme el trabajo” se escuchan de la voz de un sujeto de traje verde y gorra amarilla que le dice a una muchacha de servicio mientras ésta barre el frente de una casa y lo mira con desdén.
La Triple A, es la empresa que se encarga de que estos sujetos o más bien barrenderos, todos los días mantengan limpia nuestra ciudad. Sin embargo, estos personajes que siempre muestran rostros cansados y corrugado por el sol,  dejan cierta cantidad empacada de basura y el resto si es  caso la dejan acumulada en las esquinas. Existe tan alto índice de desechos que siempre nos permite alzar juicios frente a los que deben  recogerlos, pero en estos casos sería lo ideal cuestionarse entonces… ¿Por qué no bajan los desechos? ¿Cómo estas personas hacen y pasan el día para recogerlos o cómo debo yo contribuir con esto? Las respuestas aún deben estar en proceso.

EXTERIORES

Entre sombras desconocidas durante la noche y el fuerte bamboleo de los árboles por la brisa, una figura  en movimiento se hace evidente sobre el andén de la calle 63. El arrastre de su pie confirma su presencia, y poco a poco a la luz sale una nariz de pico de águila, una verruga que figura al mapa de Brasil en una selva de pelos y ojos verdes saltones que permite que esta serie de cualidades físicas sea identificado como el terror de los infantes de la cuadra.
“La Bruja”, le apodan chiquillos como Daniel Cardona, un regordete de cabellos erizados, que a través de su pícara inocencia, reconoce con orgullo ser el promotor de los cuentos en donde sospecha y comenta que La Bruja o la señora Yaneth Perdomo, durante la noche caza a los gatos y los envenena con azufre y a las vecinas les echa porquería en los jugos de mango viche que ofrece durante los chismes de terraza en las tardes. Sin embargo, actitudes de liderazgo y carisma sobresalen  de la señora Yaneth a la hora de compartir y luchar por el bienestar de la comunidad, opacado así, la apariencia distorsionada que muchos sin conocerle de verdad le acusan por tener el exterior que no la define.
Una bata y zapatos bien lustrados por lo general identifica un medico, un científico o un psiquiatra, pero estos detalles o implementos laborales es casi imposible de verlos en un albañil o  a un mandadero. Sin embargo, Germán Zabaleta un hombrecillo de metro y medio, y de profesión Maestro de obra o albañil,  le es respetado ante sus vecinos como el medico de las casas. Con bata blanca, un metro al cuello como estetoscopio, botines lustrados y  cachucha de chica águila 2010, se dirige ante el problema de manera inmediata determinando así, un diagnostico sobre el hueco que esta en la pared o  el pollito que se tiene que hacer en el baño. Pese a su labor como albañil nunca deja aun lado otro rebusque, pues quieto no concibe estar.
Ser el manadero de las señoras, el guardia de la chaza de los minutos o el lleve bultos del granero, les grato a su vida, pues a sus 45 años el único remedio es estar activo frente a su limitación, aunque para este maestro, medico, albañil o mandadero considera que para tener una casa o un lugar sano, es estar siempre en un perfecto estado animo sin importar lo sea o lo que estés exteriorizando.

BOCETO DE MI BARRIO

El bamboleo de los mecedores se escucha fuerte al son de la música de antaño, mientras, una puesta de sol se pronuncia ante algunas personas de cabezas blancas, que acompañadas de los recuerdos comparten con gusto el fruto de los árboles que crecieron  en el barrio y fueron testigos de su niñez en Los Andes.
-Me deja en el parque Los Andes. Es lo que comúnmente se escucha de los pasajeros de buses que descienden por la carrera veintísiete desde hace más de cincuenta años,  identificándolo a su vez como un punto de referencia para no perderse. Sin embargo, éste epicentro de jugadas de ajedrez, Bolitas de uñitas y paseada de perros, no es un simple lugar para compartir y hacer estas actividades; para muchos, va más allá de posarse a comer un helado o demás.
Pancho Villa es uno de los personajes que guarda el parque y el barrio. Calvo, panzón, miope y tabaco a la boca, no son las cualidades físicas que se le asemejan al líder revolucionario de México, pese a eso, su modo de revolucionar es a través de su pasión por el parque Los Andes, inspirando así,  a los niños del barrio a cuidarlo o a vivir con chiquilladas e inocencia esos momentos que no regresaran y que siempre estarán en el pasto del parque.
El tiempo transcurre y Pancho Villa hace una pausa a su lucha, invita una roda de tinto y se une con gusto a los viejos que juegan ajedrez, en medio de esto un jaque mate se detiene y el cantar de los vecinos es la razón. “Mira lo que se avecina a la vuela de la esquina viene Diego rumbeando”, en este caso no es Diego con su asereje quien se aproxima, sino aquel trencito en forma de gusano que sale del parque todos los fines de semana, para así darle la vuelta a quienes sin resistirse al aroma de la carrera veinticuatro entre las calles cincuenta y ocho y sesta y una, frenan su paseo para deleitar su paladar con los diversos platos que ofrece la ruta gastronómica.
Tomate, pimentón, queso y champiñones son características irresistibles para un triángulo de pizza en La Parmesana; más allá de ser una figura geométrica, esta delicia para este lugar es la clave perfecta para atraer a sus comensales y hacer que sus paladares no se resistan a tan inevitable tentación. La plaza no da abasto y mientras los héroes con bandejas o los meseros sacian el hambre de las personas, sus rostros con el pasar del tiempo anuncia que un día más pasa y que la quietud se apodera del lugar formándola desierto. Sin embargo, al amanecer la papa, la yuca, el plátano entre otras delicias poco a poco avisan que hay sancocho, y es cuando comensales de otro tipo se hacen presente ante este alimento, del cual no  pretenden solamente llenarse, sino encontrar tranquilidad en la responsable de esa comida de paz.
Lentes fondo de botella,  rulos rosados, baldes de colores y chicha de dos sabores describe un poco el peculiar aspecto de Doña Consuelo “La Cartagenera”, como suelen llamarle a la protagonista del restaurante ambulante y a quien todos los días con placer y una sonrisa pícara, atiende el hambre y el cansancio de los moradores del CARI. Personas como la madre de Daniela, una pequeña que lleva tres días interna a causa de su corazón, pues este sobrevive con una válvula para regular la sangre y con el tiempo a veces se le tapa, o la esposa de Miguel Ángel Fernández que un día antes se cayó de un árbol que cortaba y se partió su pierna derecha y en los casos más extremos el residente que lleva más de treinta y seis horas luchando para que todos salgan sanos y salvos
Todos ellos angustiados, inquietos y cansados se regocijan en los chistes de Doña Consuelo, se calman en cada cucharada del sancochito con  arroz o descansan ante el sobito de espalda que garantiza un tiempo más para seguir laborando. Estos y muchos más son los detalles que encierra o conjuga la descripción del hospital o la del mismo barrio; en donde todo puede ser posible en éste pequeño mundo que va más allá del andar en risas, paseos, placeres y emociones en Los Andes.